COP30 en Belém: acuerdo de mínimos, grandes incógnitas y qué deben saber las empresas españolas

LA

Dec 01, 2025Por Lia Assumpcao

En un momento en que la urgencia climática exige decisiones firmes, la 30ª Conferencia de las Partes (COP30) celebrada en Belém (Brasil) concluido el 22 de noviembre de 2025 deja un sabor agridulce. Si bien la cumbre logró avances importantes en financiación, adaptación y naturaleza, falló en una cuestión crucial para la transición global: no respaldó un compromiso vinculante para eliminar los combustibles fósiles.

Logros significativos… pero insuficientes

La COP30 aprobó el “Paquete Político de Belém”, una hoja de ruta que refuerza la implementación del Acuerdo de París a través de la transparencia, revisión y cooperación internacional. Además, se lanzó la “Baku to Belém Roadmap to 1.3T”, con la ambiciosa meta de movilizar 1,3 billones de dólares al año hacia 2035 para financiar la mitigación y adaptación climática en países en desarrollo. El paquete también ofrece un nuevo impulso a la adaptación y la resiliencia, con indicadores globales para medir avances en agua, ecosistemas, sistemas alimentarios, entre otros.

La cumbre pone además el foco en una transición con justicia: reconocimiento de derechos territoriales, atención a comunidades vulnerables, naturaleza y biodiversidad. Es una señal clara de que la agenda climática global busca trascender la mera reducción de emisiones.

…y al mismo tiempo, una gran omisión

Lo que muchos esperaban de esta COP (un mandato claro para dejar atrás los combustibles fósiles) no vio la luz. La negociación terminó en un compromiso mínimo, con lenguaje voluntario y sin obligaciones vinculantes para los Estados. Este vacío debilita la credibilidad del proceso frente a la urgencia que reclama la ciencia climática.

Además, aunque el plan de financiamiento es ambicioso, no hay claridad sobre plazos concretos, fuentes exactas, ni mecanismos efectivos de seguimiento. Sin implementación robusta, existe el riesgo de que muchos compromisos queden en papel.

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¿Y qué significa para las empresas en España y Europa?

Para el sector privado europeo, estos resultados representan tanto oportunidades como alertas.

  • Por un lado, la hoja de ruta de financiación puede abrir nuevas vías para inversiones verdes, proyectos de resiliencia, innovación sostenible o blended finance, especialmente si trabajan en contexto internacional.
  • Por otro, hay un creciente riesgo regulatorio, de reputación y de transición: las empresas deben anticiparse a escenarios en los que los combustibles fósiles pierdan viabilidad, las regulaciones se tensen, y la demanda de transparencia, responsabilidad social y ambiental aumente.
  • Además, la dimensión social de la transición (justicia, derechos humanos, naturaleza) sugiere que las estrategias de sostenibilidad ya no pueden limitarse a emisiones; deben integrar impacto social, biodiversidad, resiliencia y gobernanza responsable.

¿Qué sigue? Y cómo prepararse

La clave ahora está en la implementación. Europa, y en particular España, tienen una oportunidad para liderar con políticas, regulación, gobernanza, normativas ESG, diligencia debida, entre otras, más ambiciosas. Las empresas sostenibles deben anticiparse: desarrollar estrategias integradas (mitigación + adaptación + naturaleza + justicia), prepararse para nuevos requisitos de reporte, explorar financiación verde e inversiones resilientes, e incorporar la transición justa como parte del core business.

En definitiva: la COP30 no cerró la crisis climática, pero reafirmó que la acción debe ser práctica, urgente y sistémica. Para todas las empresas es una llamada a moverse antes de que la regulación, el mercado o la naturaleza nos lo impongan.